A diferencia del uso que el movimiento “teatro” en la educación hace de las técnicas del teatro para conseguir diversos objetivos educativos, siendo la representación el medio para alcanzarlos, en la dramatización, con su sentido original de “hacer”, lo importante no son las representaciones (el producto final) sino el proceso en el cual y a través del cual el individuo, en compañía de otros participantes, experimenta problemas y descubre soluciones mediante la acción.
Aunque el drama educativo utiliza muchas técnicas del teatro, especialmente las relacionadas con la preparación de actores, tomadas de Stanislavski (1936) y Grotowski (1968), la experiencia dramática del individuo es introspectiva , está dirigida a lo interno, a la exploración en nuestro mundo interior de las posibilidades humanas ante los desafíos de la vida. Por el contrario, la representación y comunicación con el público, lo externo, es lo que prima en el teatro educativo. En el teatro interviene en gran parte en la comunicación entre los actores y el público; la dramatización interviene en gran parte en la experiencia de los participantes, con independencia de cualquier función de comunicación con un público.
Para Richard Courtney (1968) la introducción de la dramatización en el terreno educativo es una innovación relativamente reciente cuyos orígenes se encuentran no sólo en la filosofía de Platón, Aristoteles, Rabelais y Rousseau, en la antropología, la psicología social y el psicoanálisis sino también, aunque parcialmente, en las teorías conductistas sobre la imitación, la psicolingüística y la psicología del desarrollo de Piaget. En este contexto, el auto considera la actividad dramática el centro de la educación creativa moderna.
El inicio de la distinción formal entre dramatización y teatro en el ámbito de la educación se producirá en Norte América cuando Winifed Ward, profesora de la Universidad de Northwestern en Evanston, acuño en 1930 el término “Dramática Creativa” para diferenciar las actividades lúdicas y educativas realizadas en las escuelas mediante la dramatización de las actividades estéticas del teatro.
A este lado del Atlántico, en Gran Bretaña, las autoridades educativas también mostraron interés por facilitar la preparación de los profesores en el uso de las actividades dramáticas, a las que se les reconocía un gran valor pedagógico. A partir de entonces comienza a aparecer libros de texto dirigidos a la formación de los maestros en el uso del drama educativo.
El enorme interés que lo “creativo” empieza a tomar en la práctica educativa, hace de la dramatización una de las materias sobre las que versarían muchas publicaciones, tanto en ele terreno teórico como práctico. De entre los teóricos que Gran Bretaña ha aportado en los últimos cuarenta años, podemos nombrar Peter Slade (1954), Brian Way (1967). Dorothy Heathcote (1967) y Gavin Bolton (1979) En otros países europeos, como Francia, se puede nombrar a Chancerel y también de forma similar a la aparición en Gran Bretaña del movimiento Theatre in Education, en Francia, promovido por directores importantes como Jean Louis Barrault, surge el grupo La educación por el Juego Dramático que a partir de los años cuarenta empieza a influir enormemente en el empleo de la dramatización en la escuela.
El uso de actividades dramáticas empieza a ser tónica general en numerosas instituciones educativas europeas y norteamericanas de los años treinta. Una de las razones de esta creciente influencia la encontramos en el empuje de los Centros de Formación del profesorado, que en esa misma época empezaban a tomar entidad propia e influirían sobre la pedagogía moderna, que fomentaba todo tipo de actividades imaginativas y creativas aplicadas a cualquier materia de la programación escolar. No obstante, para que la dramatización ocupe un lugar prominente en la educación, deberán pasar casi dos décadas.
Con la publicación en 1954, de la obra clásica Child Drama, Peter Slade consigue influir enormemente en el uso de la dramatización en el terreno educativo.Dorothy Heathcote, ha sido una de las personalidades más influyentes en el campo de la dramatización. Maestra de muchas generaciones de profesores, ha trabajado en la formación del profesorado británico y americano. Su búsqueda de la excelencia en la enseñanza la lleva a considerar en profundidades las funciones que el profesor debe cumplir para conseguir los fines educativos de la dramatización. Su teacher-in-role, haría cambiar el concepto tradicional del profesor que observa la experiencia por el que comparte la misma.
El profesor es un participante más que vive la experiencia desde dentro del proceso creativo, no estando exento de los riesgos que esto conlleva. Existe un requisito necesario para esta profesora que es que los participantes reflexionen desde dentro de un dilema en vez de hablar sobre ese mismo dilema.Para esta autora, las actividades dramáticas están directamente relacionadas con la resolución de problemas. Los alumnos o los participantes en la dramatización por medio de la discusión e interacción con el resto de los componentes del grupo, deben solventar las situaciones que se les plantean. En esa Búsqueda, se produce la negociación, el replanteamiento de opiniones, el debate de actitudes y en consecuencia, la reformulación de la visión de la situación en particular. En este proceso de contender y cuestionar de los participantes es donde reside el genuino valor y enorme potencial pedagógico de la dramatización.
jueves, 5 de marzo de 2009
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1 comentario:
Muy bien. Me gusta mucho. Lo vemos en clase.
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